David Silva ha jugado tres de los nueve partidos en lo que llevamos de temporada con el Manchester City en Premier League. El conjunto de Pellegrini ha pecado de irregularidad en este inicio de temporada. Ha sido capaz de golear al Manchester United y de dejarse remontar por el Aston Villa en menos de un mes.
El vapuleo del Bayern vino dado por la falta de ideas de los de Pellegrini con balón. Fernandinho y Touré no son futbolistas de pausa, de control, y Nasri desparece por costumbre en días grandes. Faltaba alguien. La tierra que vio nacer al genio citizen, Arguineguín, significa "agua tranquila". Para hacer honor a su hogar, Silva pone el temple, la pausa. Nadie toca más balones que él y nadie la pierde menos que él. Sector derecho o sector izquierdo, le da igual. El canario juega a otra cosa, y eso Manuel lo sabe. Lo sabe y lo necesita.
En Champions le bastaron veinte minutos para agitar a un Bayern Münich que se creía invencible. Él y Álvaro Negredo asustaron a un conjunto que dominó insultantemente durante 70 minutos de partido. En el día de ayer volvió a calmar los nervios de un City necesitado. Los tres puntos contra un complicadísimo rival tranquilizan las cosas. Silva relaja el ambiente desde su énfasis hacia el balón.
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| La actuación de Silva ayer contra el Everton, en datos. (Four-Four-Two) |
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